Buena suerte!
No te olvides de mi. Cerró los ojos. Solo pudo decir mi nombre. Pero en una palabra estaba toda una vida, un testamento, una suplica... A veces basta una mirada, una palabra, un cogerte de la mano simplemente... Si yo tuviera el poder de resucitarte...! No lo tengo como tampoco lo tenían Marta ni María... pero...
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